Conseguir que un producto sea llamado con nombre propio es el sueño de todo fabricante. Si hablamos de botas, Doc Martens lo ha conseguido.
Diseñadas por un médico alemán descontento con el calzado que usaba la Wermacht, una lesión fortuita lo indujo a crear su modelo tras la IIª Guerra Mundial. En un principio se fabricaban artesanalmente con cuero y caucho, aunque no tuvieron éxito alguno hasta 1947, año en el que Klaus Maertens coincidió con Herbert Funck, antiguo amigo de la universidad. Juntos lanzaron la producción en serie, obteniendo materias primas donde podían en esos años de tanta escasez. En ese sentido, algunos desguaces de la Luftwaffe sirvieron para extraer el caucho con el que hacían las suelas, uno de los aspectos clave de su diseño.
Establecida en Munich desde 1952, la marca se hizo famosa por su comodidad, aunque el público era muy diferente de lo que imaginamos: las tres cuartas partes de sus productos los adquirían las amas de casa de edad avanzada.
Tras años de grandes ventas y orientación al mercado internacional, la compañía es adquirida en 1959 por el fabricante británico R.Griggs Group Ltd, que la introduce en las islas y modifica su nombre, pasando de Maertens original al más británico Martens.
Muy populares entre carteros o policías, desde finales de los 60 fueron masivamente adoptadas por los nacientes skinheads, que hasta entonces utilizaban botas de trabajo de distintas marcas y tipologías, pero generalmente de caña baja y color marrón. Esto ha dejado de ser así desde la eclosión Doc Martens, que convirtió el color cereza, el negro y la caña alta en el calzado casi obligado para esta cultura. A partir de ahí, otros grupos como los punks las adoptaron también como propias, incrementando notablemente su número de agujeros y altura.
Como anécdota que ilustra su difusión desde finales de los 60, hubo una época en la que en los estadios ingleses se requisaban los cordones de este tipo de botas para reducir la movilidad de aquellos que las llevaban.
Con el tiempo, la difusión de las Martens trascendió al ámbito skinhead y punk, convirtiéndose en producto masivo hasta nuestros días.