Si hay algo que caracteriza a los ingleses desde tiempos inmemoriales es su propensión a buscar jaleo. Puede que sea un tópico facilón, pero generalizar es la base de todo conocimiento, y si consideramos a Grecia como la cuna de buena parte de las disciplinas científicas, es justamente por la tendencia de sus pensadores clásicos a reducir los hechos a una serie de leyes y generalidades que los convierten en abarcables.
Desde ese punto de vista, decir que los ingleses son un pelín liantes no es muy descabellado, sobre todo teniendo en cuenta que solo hay 22 países en todo el mundo que no han sido invadidos por Ingalterra en algún momento. Del mismo modo, resulta evidente que la cultura hegemónica a nivel mundial es claramente la anglosajona, y también es cierto que este tipo de hechos no suele lograrse con padrenuestros.
Dando por cierta la belicosidad inglesa, bien encarnada en la figura del hooligan, quedémonos con la parte aceptable de todo esto, que es cuando Gran Bretaña se dedicó a machacar nazis por medio mundo. No, no hablamos de enfrentamientos a puñetazos, nos referimos a la IIª Guerra Mundial. Aunque el conflicto lo resolvió básicamente la Unión Soviética, no hay que olvidar que hubo un momento en que el Reino Unido era lo único que se oponía al avance de los soldados de Hitler.
Al principio les patearon el culo en Dunkerque, por lo que tuvieron que volverse a las islas como pudieron, aferrándose a cualquier cosa que consiguiese flotar. Tardarían cuatro largos años en volver a poner un pie en el continente europeo, por lo que el escenario elegido para vengarse de los fascistas fue el norte de África.
Allí, a los ingleses también les pintaron la cara durante un tiempo, y es probable que de no haber sido «ayudados» por los italianos, los nazis hubiesen llegado al canal de Suez. De todos modos, en Londres no se cruzaron de brazos y confiaron su suerte a una serie de unidades de élite cuyo objetivo era sabotear la retaguardia del enemigo, puesto que cara a cara las cosas se complicaban.
Entre los grupos que se formaron para frenar al célebre Afrika Korps del general Erwin Rommel, estaba el más conocido de los cuerpos especiales británicos, el no menos célebre SAS (Special Air Service). Aunque fueron ellos los que se llevaron la fama, la primera unidad creada para atacar por sorpresa a los alemanes fue la que os presentamos hoy. Hablamos, como no, del Long Range Desert Group (LRDG), cuyo nombre traducido al español es el más jodidamente bonito de la historia de la guerra, y constituye, en realidad, el verdadero motivo de que os hablemos de él.
El Grupo de Largo Alcance del Desierto (aplausos) fue fundado en julio de 1940 mientras la Luftwaffe alemana reducía a escombros la propia Inglaterra. Operando desde el Egipto dominado por los británicos, su principal función consistió en adentrarse cientos de kilómetros tras las líneas del enemigo y destruir sus aeródromos y almacenes de combustible. Otras misiones les llevaron a rescatar pilotos derribados o transportar espías y comandos del SAS, razón por la cual los miembros de esta unidad decían con ironía que el LRDG era el servicio de taxis del desierto libio.
Sin entrar en los pormenores de un historial operativo que puede ser visto con más detalle en otros lugares, podemos sintetizar diciendo que el Longe Range Desert Group estaba formado por patrullas de especialistas en navegación, supervivencia y mecánica que recorrían el desierto de Libia en camiones Ford y Chevrolet de 3 toneladas armados con ametralladoras pesadas y material para el sabotaje. Para misiones menores, usaban también los jeeps, aunque el SAS tenía la prioridad en lo tocante a su asignación.
El personal fue reclutado entre soldados de origen rural acostumbrados a trabajar duro y a las distancias grandes, motivo por el que eran muy apreciados los australianos, los neozelandeses y los granjeros de la colonia británica de Rhodesia (actual Zimbabwe). También se formó un escuadrón con soldados hindúes.
Como balance de las andanzas del LRDG, una voz tan autorizada como la del propio general Rommel afirmó tras la derrota en El Alamein que ninguna unidad de ese tamaño le había causado tantos problemas al Afrika Korps. Sea verdad o no, celebramos todas las bajas que le causaron y, sobre todo, el hecho de que tuviesen un nombre tan genuino como elegante: el Grupo de Largo Alcance del Desierto.