«Bajarse al moro» es una película de los años 80 rodada en el barrio de Lavapiés y otros lugares típicos de Madrid, como la estación de Atocha o el Rastro. Es una comedia costumbrista y moderna a la vez que sirve de retrato sociológico del Madrid de los años 80, en el que conviven el casticismo, las ganas de superarlo y los problemas causados por nuevas lacras como la droga. Todo un sainete de Don Ramón de la Cruz ambientado a finales del siglo XX.
Dirigida por Fernando Colomo y con un reparto que incluye a algunos de los actores más destacados de aquel momento (Juan Echanove, Antonio Banderas, Verónica Forqué o Aitana Sánchez-Gijón), «Bajarse al moro» divierte y describe, nos cuenta esa época en este barrio y lo hace con ritmo y un giro dramático que convierte una historia rocambolesca en algo más que un retrato gracioso.
Este carácter de crónica del presente narrada con buen oficio y sin pretensiones se la debemos al dramaturgo José Luis Alonso de Santos, autor de obras de similar estilo y temática e igualmente llevadas al cine en la misma época, como «La estanquera de Vallecas» o la propia «Bajarse al moro», estrenada en 1989 en su versión cinematográfica.
La razón de que hablemos de ella en el blog es su localización casi íntegra en Lavapiés, que se convierte no solo en un escenario, sino en un personaje más de la trama, con sus corralas e idiosincrasias, con sus «manolos» del s.XX y sus pícaros que sobreviven siguiendo pautas atemporales. Aquí se ubican el piso de los protagonistas, un ático de la calle de Cabestreros 4, y el de sus ruidosos vecinos, unos jóvenes Pata Negra que, sin la presencia de Raimundo Amador por haberse pegado el día anterior con su hermano, ensayan en la terraza del edificio de enfrente, poniendo la banda sonora y los pelos de punta a los vecinos más clásicos.
Localizados los escenarios principales en los números 4 y 5 de la calle de Cabestreros, ya solo nos falta recordar que Sweet & Dandy se encuentra en el número 6, de modo que hemos aprovechado los fotogramas de la película para comparar el aspecto de nuestra calle y del barrio con el que tenían hace ya 28 años.
1-Cabestreros 5.
Primera aparición del barrio y de nuestra calle: un plano secuencia rodado con una cámara cenital nos enseña a Pata Negra ensayando en un ático del número 5. La vista hasta el cruce con Embajadores demuestra que el cambio más destacado ha sido la eliminación de las plazas de aparcamiento. En la segunda imagen, una vista actual del mismo edificio, reconocible por la estructura que separa ambos áticos.
2-Cabestreros 4.
La secuencia prosigue y nos muestra el margen derecho de la calle. Los protagonistas viven en la terraza del número 4, por lo que ahí se desarrolla la mayor parte de la película. La primera imagen nos muestra parte de la vivienda, mientras que la segunda es una vista actual del edificio a ras de calle. Al lado, Sweet & Dandy, en Cabestreros 6.
3-Plaza de Cabestreros.
Varias escenas nos muestran las vistas desde la terraza. En ésta podemos ver las viviendas de la plaza de Cabestreros, hoy Nelson Mandela. Aunque en las imágenes no se aprecia el cambio, en 1989 aún existía el muro que daba a la calle Mesón de Paredes, perteneciente a un antiguo convento derribado a mediados del s.XX. El muro también desapareció tras la reforma de 2007, aunque parte de sus sillares fueron reconvertidos en bancos para poder sentarse en la plaza.
4-Cabestreros 5 (detalle).
Los bajos del edificio número 5 se han transformado en locales comerciales. Ocupados originariamente por una fábrica de motores (aunque ya no en los años 80), el de la imagen está destinado hoy a trasteros y almacenaje.
5-Cabestreros (vista general).
Las dos primeras imágenes muestran una vista nocturna de la calle a la altura del número 10, mirando hacia Embajadores. La falta de coches, el pavimento y el modelo de los bolardos parecen los cambios más significativos.
6-Cabestreros 10.
Tras una noche convulsa, los protagonistas vuelven a casa. Aunque la vivienda está ubicada en el número 4, el portal elegido para rodar la escena es el número 10, tan solo unos metros más adelante.
7-Plaza de Cascorro.
El Rastro y Cascorro no podían faltar en una comedia sobre el Madrid más cheli. El personaje interpretado por Juan Echanove corre desde su puesto en el mercadillo hasta el piso de Cabestreros, legándonos un plano secuencia en el que se ven parcialmente la plaza y, al fondo, la estatua de Eloy Gonzalo, el «héroe de Cascorro». Como curiosidad, éste soldado que sirvió en la guerra de Cuba también fue vecino del barrio. Nació en la inclusa de Mesón de Paredes, derribada a principios de los 70.
8-Calle Embajadores.
Jaimito, el pícaro bonachón encarnado por Echanove, corre que se la pela por la parte de arriba de Embajadores, más saturada de tráfico y con menos verde que en la actualidad. En la imagen de 1989 puede verse el cartel del Teatro Pavón.
9-Plaza de Lavapiés.
El corazón del barrio no podía faltar. El exceso de tráfico y la presencia de grandes áreas comerciales demuestran que cualquier tiempo pasado no fue mejor, por más que algún treintañero nostálgico pueda alegar que Simago era «mítico».
10-Plaza de Lavapiés con calle Tribulete.
Vital y siempre repleta, la plaza de Lavapiés mantiene su esencia. Pese a la reordenación urbanística que desplazó la boca de metro hasta el cruce con Argumosa, su aspecto ha cambiado poco. Al margen de los lógicos cambios en los comercios y mobiliario urbano, podemos observar el paso del tiempo en el tamaño que han alcanzado los árboles.
11-Teatro Valle-Inclán.
Sin salir de la plaza de Lavapiés, nos dirigimos al Teatro Valle-Inclán, sede del Centro Dramático Nacional y nuevo ejemplo de que no todos los edificios antiguos tienen un valor arquitectónico que justifique su permanencia. Edificado en 2001, el Valle-Inclán sustituye al clásico Cine Olimpia, cuya fachada en los años 80 era bastante más fea que la original de la década de los 20. Pedía piqueta.
12-Plaza de Lavapiés con Ave María.
Nos despedimos de la plaza y de nuestro recorrido con esta imagen de Ave María, la vía que comunica el barrio con calle Atocha y Antón Martín.
Os esperamos en Lavapiés!