Carnaby Street es sinónimo de estilo y moda británicos, de música y de papel cuché, de subculturas y un hedonismo en el que se mezclan vanguardias retro con la modernidad militante. Es, en definitiva, uno de esos lugares que no necesitan presentaciones porque se han convertido en marca; en una etiqueta que, como tantas, encarna la imagen idealizada de un modo de vida en el que la clave es la transformación de la realidad.
Y como en toda idea o creación fantasiosa, hay una base tras la que figura un artífice, un creador primigenio que constituye el primer impulso. En el caso de la influencia de Carnaby, su inventor fue el escocés John Stephen, un sastre y también empresario que transformó la imagen del barrio y de la ciudad.
Había llegado a Londres con 18 años, donde empezó a trabajar como aprendiz y vendedor en Moss Bros, una sastrería exclusiva de Covent Garden. La excesiva formalidad del ambiente y el poco margen para la creatividad le llevaron a plantearse un negocio propio en el que pudiese orientarse al público joven, hasta entonces desatendido por firmas de moda como la de sus jefes.
John Stephen en Carnaby St. antes de la peatonalización de 1973. Para entonces, se había consolidado como epicentro mundial de la moda, aunque la estrella de Stephen ya declinaba.
Eran los años 50, momento de irrupción de los teddy boys, herederos del estilo eduardiano de principios de siglo y del dandismo del XIX, que conjugaron hasta dar forma a una de las primeras culturas urbanas de nuestra era. Su espíritu rebelde se acompañaba de una reivindicación generacional y estilística en la que la ropa jugaba un papel principal.
Consciente del filón que representaba el mercado adolescente sin explotar, John Stephen dobló turno en la sastrería y trabajó como camarero para montar su tienda de moda joven, pero antes cambió de registro al entrar como vendedor en Vince, un establecimiento del Soho orientado a un público underground en el que cabían actores, artistas, bohemios y la ya relevante comunidad homosexual.
Provisto de ahorros, contactos y un socio llamado Bill Franks, en 1956 John Stephen abrió «His Clothes» en el 19 de Beak Street, una tienda pensada para jóvenes vanguardistas en busca de estilo propio. Lamentablemente, fue arrasada por un incendio al año siguiente, aunque la suerte quiso que este percance fuese el origen de Carnaby Street como icono mundial de la moda.
Imágenes de unos de los primeros establecimientos y anuncios de John Stephen en Carnaby.
Hacia 1957, Carnaby era una calle menor del Soho, grisácea y sin más atractivo comercial que algunos estancos, pero fue allí donde el casero de John Stephens le cedió otro local, en el nº5, para que siguiese con su proyecto. Esta ubicación en el barrio bohemio por excelencia resultó clave para que prosperara y se convirtiese en un punto de encuentro para los modernistas, adolescentes ávidos de experiencias nuevas y de una imagen que se inspiraba en los años canallas del jazz, los beatniks y el elitismo de la Ivy League. Nacían así los mods, cuyo origen transcurre en paralelo al de la propia Carnaby.
Desde «His Clothes», Stephen lanzó diseños propios que se han convertido en clásicos de los 60, como el patrón de lunares (polka dot), las chaquetas sin solapas o, más tarde, caftanes de vivos colores o trajes con estampados barrocos; un nuevo paradigma estilístico conocido como Peacock Revolution que dio otra imagen a la moda de hombre y rediseñó las cuestiones de género.
En esta historia de éxito fulgurante, la juventud del propio Stephen resultó clave, pues suponía un soplo de aire fresco en la encorsetada moda británica de traje oscuro y bombín, al tiempo que lo llevaba a conectar fácilmente con sus clientes.
Stephen durante sus años de éxito. En las imágenes, junto a Mary Quant (1966) y Male West 1, una de las numerosas tiendas que llegó a regentar en Carnaby.
Los compradores fluían en masa desde el principio, por lo que Stephen abrió otra tienda en el 49/51 de Carnaby en 1959. Fue solo el segundo de una lista de hasta catorce establecimientos repartidos por zonas como la noble Chelsea, Glasgow o los Estados Unidos. Entre ellos no solo estaba «His Clothes», sino que se incluía una sastrería, una cadena de ropa unisex («His ‘N’Hers») y otra cadena orientada al público femenino llamada «The Cramp».
En esta expansión resultó esencial la afluencia no solo de mods y de público alternativo, sino también de estrellas de la moda y la música que, como Twiggy, los Kinks, los Stones o los propios Beatles, convirtieron a los 60 en la era dorada de Londres.
Sin embargo, la efervescencia del Swinging London y la Peacock Revolution fue tan intensa como fugaz, y hacia principios de los 70, John Stephen y sus diseños se habían consagrado como un epítome de la moda… de la anterior década. Tras años de decadencia, Stephen vendió su empresa en 1975, un hecho que no evitó su caída y definitivo cierre en 1986.
El hombre que transformó Carnaby en icono pop siguió trabajando en su sastrería, pero ya lejos de la atención mediática. Olvidado por casi todos, murió en 2004. Al año siguiente, el gobierno municipal de Westminster le dedicó una placa en el nº1 de Carnaby Street, la calle en la que fue el rey durante más de diez años.
Placa situada en el nº1 de Carnaby Street en recuerdo de John Stephens.