De algunos aspectos de la indumentaria subcultural se sabe a veces bien poco. Lo que la bibliografía calla, con suerte se encuentra en los fanzines, pero a veces ni eso; sencillamente porque las cuestiones de estilo son difíciles de precisar o porque no se va tan al detalle. Pero en el mundo de las culturas juveniles el estilo lo es todo, como sugirió Dick Hebdige. Hay ciertamente pocas noticias sobre las monkey boots y la mayoría de ellas son inciertas. Si empezamos por lo más básico, se dice por ejemplo que necesitas días para adaptarlos a tus pies; no hay nada más absurdo que esa afirmación ya que se trata de uno de los calzados más cómodos que existen. Otra cosa que se ha dicho o escrito es que las delicadas costuras en el empeine de la bota forman una cara de mono, de ahí el nombre. Hay quien ha mirado y remirado para terminar viendo de todo menos un simio. Se debe aclarar aquí que el término “monkey” se usó mucho en Inglaterra para referirse a algo corto o pequeño; la Monkey jacket, por ejemplo, es una chaqueta cortita, a los grumetes se les llamaba también Monkeys (“monos”) posiblemente por ser pequeños, ya que eran prácticamente niños. Por último, uno de los personajes del film Quadrophenia es apodada “Monkey” y casualmente era de estatura exigua. Aunque cada vez hay más detractores de la película por no retratar fielmente la total life de los mods, como muestra vale un botón.
También se ha afirmado que duran más que las Doc Martens, cosa que no se ha podido demostrar. Lo único que de cierto hay en ello es que, en cierto momento de su historia, las M.B. tuvieron un uso escolar y fueron usadas por los “pioneros” (boy scouts del Bloque del Este). El guionista y novelista Andrew Davies las llamaba “Dr. Martens para enanos” y recuerda como en su primer día de instituto las llevaba puestas y fue el hazmerreír de las chicas.
Si consultamos en Internet lo primero que nos dirán es que las monkey boots fueron creadas por el ejército checoslovaco en la segunda guerra mundial. Es un bulo que se ha transmitido de un sitio online a otro, pero eso sí, demuestra hasta qué punto el origen de este precioso calzado está envuelto en una aureola de misterio. Deberíamos desmentir de raíz esta especie de leyenda urbana: no hubo un ejército checo en la 2ª GM, el III Reich se anexionó la antigua Checoslovaquia, acabando de un plumazo con cualquier organización militar o “reciclándola”. Y sinceramente no creo que la Resistencia antinazi checa tuviera tiempo para fabricar botas. Sin embargo, todo apunta a que ya existían las monkey como calzado militar en la Checoslovaquia del periodo de entreguerras. Entre 1938 y 1945, debido obviamente a la dominación nazi, la producción se congeló.
Paul Weller con sus queridas monkeys, posiblemente las mismas que llevaba puestas en la foto de la portada de All mod cons.
Terminada la guerra, estas botas no se consideraron adecuadas para uso militar y acabaron en almacenes hasta que por fin a alguien se les ocurrió vender el stock en el extranjero, principalmente a Gran Bretaña. Y justo ahí comienza la leyenda y también la historia, aunque la verdad es que no se sabe qué ocurrió entre este hito y el siguiente hito, pasada más de una década, en que los mods de primera hornada se apropiaran de estas botas. Normalmente se habla de ellas como parte de la identidad skinhead, pero fueron los primeros mods, a inicios de los 60, los que decidieron lucirlas. ¿La razón? No siempre la hay, más bien abunda la sinrazón en estos aspectos, pero podemos acercarnos un poco si pensamos lo mucho que recuerdan las monkey (con su brillo y sus cordones llamativos) a los zapatos de bolos tan amados por los Modernistas. Pero estas botas no se quedaron ahí y habrían de pasar por distintas subculturas: volverían como superestrellas al Revival Mod, serían un distintivo estético de los Trojans y otras facciones skinheads (menos los skins Oi!, dado que su estilo se había vuelto ya demasiado espartano), de los Suedeheads, del punk y el hardcore, y no era raro verlas en el mundillo ska revivalists del 2tone, en los últimos años de los 70’s. Por último, fue un calzado muy usado en el skateboarding. Los skaters las tuneaban a base de cuchillas de afeitar, rebajando la suela a lo bestia para hacerlas aún más cómodas, teniendo en cuenta las necesidades de sus funambulescas actividades.
Pero continuemos con los orígenes: estamos todavía en la posguerra y los checos van viendo que este género tiene salida en el Reino Unido (¿no es por lo menos chocante que en plena Guerra fría los británicos se pusieran a comprar botas fabricadas en un país comunista?). Aparecen entonces algunas empresas nacionales de exportación, siendo la más dinámica Cebo, acrónimo de Ceské boty (“botas checas”) cuyo modelo inspiró a las monkey de Grafters Industrial, Leicester. Las M.B. de Grafters tienen una gran distribución y su estilo ha permanecido inalterable hasta hoy día.
Una chica skin llevando unas monkey color oxblood de estilo Cebo/Grafters.
Fueron las “Cebo” el distintivo de los primerísimos mods. Nadie más las llevaba, así que podían presumir de vanguardistas y, por supuesto, dar envidia. Otros iban de primicia total llevando unas Zuch fabricadas en Polonia; la alternativa a Cebo por decirlo así, que es la base del modelo que actualmente comercializa Mod Shoes y también Tricker’s. Seguimos hablando de Inglaterra, por supuesto.
El caso es que cuando la Industrial Trade Footwear sacó el primer prototipo inglés se acabó un poco el dárselas de original. Las primeras monkeys de fabricación inglesa aparecieron entre 1964 y 1965, justamente cuando los mods más puristas se pronunciaban apocalípticamente sobre el final de su movimiento. Algo de eso había cuando los “tickets” se preocupaban más de dar leñazos a los rockers por esas costas de Dios que de lucirse en los clubs más señeros de la metrópolis. Sin embargo, no era raro ver a algún face frecuentando Thornton Road para hacerse con unas M.B. Como era de esperar, en los años 70 del siglo pasado el gusto por las monkeys se hizo viral y por ende aumentó su producción. Tal vez por eso esas botas se asocian a los skins. En cuanto a los Suedeheads, una subcultura surgida en Inglaterra e Irlanda sucesora de los Trojans pero retomando la elegancia original Mod, no eran muchos los que las calzaban pero haberlos habíalos. Su imagen era un pelín dura, a pesar de que combinaban sus botazas de 12 ojetes con abrigos crombie; por lo tanto, el “cabeza de gamuza” que decidía calzar unas monkey, debía destacar bastante entre los demás.
Con el tiempo el uso de estas botas se salió de madre y fue usado por el público en general, convirtiéndose en una especie de zapatos gorila para el colegial anglosajón (como ya nos contaba Davies). Asimismo, lo llevaron mujeres en su día a día y, por su comodidad, algunos obreros no dudaban en usarlas. Quizás nos diga algo que Grafters es una empresa de calzado especializado en seguridad en el trabajo. Debido a su comodidad formó parte del uniforme de los coppers, que es como los londinenses llaman coloquialmente a los bobbies.
Parte del equipo de un skin: camisa a cuadros, discos de ska y unas monkey de estilo Zuch/Tricker’s, visiblemente más sobrias.
A pesar de todas sus cualidades: comodidad, fácil de calzar, caña baja (ankle, o sea que cubre sólo el tobillo), suela de tractor adaptable a todos los entornos, más baratas que las Martens, etc., no fueron pocos los que dejaron de ponérselas en el mundillo de la ritualidad tribal. ¿Por qué? Cuando veías a la poli o a tu hermano menor llevándolas, la cosa perdía interés y originalidad. Hoy en día se ha superado este esnobismo y estas botas han vuelto como el distintivo que fueron. Las Grafters son las más usadas, pudiéndose decir que son las monkey por antonomasia; en opinión de muchos, se mantienen fieles al espíritu original. Dicen que han cambiado recientemente, pero ya se hablaba de eso hace bastantes décadas. Lo que se puede aventurar al respecto es que en las oxblood el color se ha apagado un tanto, acercándose a un marrón oscuro, mientras que antes tenía una tonalidad entre cereza y granate, como puede verse en la foto de la chica. Brillaban más al tiempo que se parecían un poco a las Martens. Asimismo, en las últimas remesas la costura de la suela tiene un color más claro que las costuras del empeine, por lo general amarillas. A esta ligera variante se añade el hecho de que el forro es de tartán, con lo cual se trata de un buen cambio, ahora que los pies reciben mejor trato.
Un bobbie, calzado con M.B., deteniendo a un hooligan que no es tan rápido como él.
Han aparecido algunas variaciones a lo largo del tiempo. Dr. Martens intentó imitarlas con su serie Church, pero no es ni de lejos lo mismo. Las de Solovair exageraron la nota en la suela y también en el precio. En cuanto a la versión de Burberry, se puede decir que es simplemente lamentable.
José Leandro Ayllón.