Hay hechos que no por sabidos dejan de ser noticia. Se intuyen, se sobreentienden o son de dominio público, pero hace falta una prueba que saque de dudas a los escépticos, o los negacionistas, que son otro tipo muy diferente ante el que los hechos no suelen servir de nada, pero aún así.
Esta semana se han despejado algunas cuestiones de perogrullo, de esas que ya eran vox populi pero que quedan mejor sobre fondo blanco, para que todos podamos captar los matices.
Y qué mejor prueba que unos jugosos audios, esos whatsapps que se filtran de vez en cuando para arrojar luz sobre lo privado, que se convierten en público de repente y nos demuestra que ese supuesto cifrado que oculta nuestros mensajes no sirve de nada y que, de momento, las personas aún mandan más que las máquinas.
El caso es que el mundo ultra, o hooligan, o el que tiene que ver con las gradas, está revolucionado por el mensaje implacable de Paco, un tiparraco de Boixos Nois que le hace pagar muy caro a uno del Espanyol su afrenta a los azulgranas en la celebración liguera del otro día. Nada que no intuyésemos ya sobre cómo funcionan las cosas por esos lares, pero acojona (y divierte a cierta distancia) escuchar sin filtros algunos ejemplos prácticos. Quizá así algunos ultrillas de plástico que juegan a los top boys entiendan que en ciertos ámbitos es poco recomendable no ya el ir de farol, sino ponerse etiquetas que quedan grandes y hay que saber llevarlas. Siempre me he preguntado cómo reaccionarían algunos peñistas de esos que, rodeados por sus colegas cerveza en mano, calientan las previas con amenazas varias y lemas grandilocuentes sobre matar fascistas y tal, pero creo que Paco el de Boixos me ha despejado las dudas, y eso que el tema no iba conmigo. Que tomen nota los valentones.
A muchos kilómetros de distancia y profundidad, la arqueología también nos ha desvelado unas cuantas cosas que ya intuíamos, como saber que el Titanic está hecho unos zorros, o que en Pompeya no todos murieron por las cenizas y gases de la explosión volcánica, sino que algunos lo hicieron por los derrumbes que incluso los más profanos en vulcanología también sospechábamos.
En el primer caso hablamos más de una proeza de la tecnología que de descubrimientos interesantes, pues lo que impacta es que hayan mandado cámaras allí abajo para trazar un mapa 3D del barco, del que ahora podemos ver hasta el número de referencia que hay en las hélices. No añade mucho a lo que ya sabíamos desde echó un vistazo James Cameron, ni nos despeja la duda de dónde acabó Di Caprio, pero acojona tanto como mandar un cohete al espacio.
En cuanto a lo de Pompeya, no deja de cautivarnos poder mirar cara a cara a un instante que quedó parado en el tiempo, con el añadido morboso de los escorzos de los cadáveres que cada poco aparecen, o lo que queda de ellos, apenas moldes de yeso que son una solución ingeniosa que todavía nos maravilla. Si hay algo que se parece a viajar en el tiempo, por el momento es esto.
Por último, de nuevo la arqueología ha traducido a hechos otra verdad que se sabía desde hace siglos. Durante la construcción de un museo en una localidad de Inglaterra se descubrió un cementerio cuyos restos han sido analizados durante años. Los resultados se han publicado ahora, y confirman que las novelas de Dickens transcriben literalmente los excesos de la Revolución Industrial, concretamente en lo tocante a la explotación infantil que el propio escritor vivió en carne propia.
Resulta que en el cementerio excavado había un porcentaje elevado de huesos de niños, algo que no sorprende a tenor de los datos que ya manejábamos sobre principios del XIX, pero de nuevo impresiona ver que los restos demuestran que la desnutrición, las enfermedades y los abusos físicos eran moneda corriente en la época. Los isótopos del nitrógeno y el carbono confirman también que muchos de ellos eran traídos expresamente desde otros lugares para trabajar en las minas, talleres y fábricas, en una suerte de deslocalización inversa que ilustra la explotación sistemática que el capitalismo, entonces en ciernes, nos ha legado hasta nuestros días.
Puede que a muchos estas noticias les suenen a perogrullo, pero también lo es que el Madrid no tiene nivel para estar en semifinales de Champions, y sin embargo tuvieron que aparecer Guardiola y el City para probarlo.