Hacia finales de los 60, las cabezas rapadas de muchos jóvenes de Inglaterra empezaron a atraer la atención de la prensa de aquel país, encantada de criminalizar a la clase obrera y convertirla en chivo expiatorio.
Los elegantes mods que habían revuelto Clacton o Hastings en el 64 eran ya un fenómeno tan masivo que resultaba difícil diferenciarlos del main stream. Desencantados por la deriva mercantilista del Swinging London y ajenos a la psicodelia, algunos se desmarcaron del aire barroco que estaba adoptando la escena, marcada por una profusión orientalizante cargada de vivos colores y ácido.
Puede que esos excesos no discordasen entre las luces de la farándula, pero en los barrios fabriles y ennegrecidos donde surgían las subculturas, usar un caftán o un afgano podía servir de excusa para llevarse una bofetada. Conscientes de ello, los mods más sensatos simplificaron su estética y caminaron en dirección opuesta. En vez de invocar influencias lisérgicas o lejanas, buscaron refugio en el mal conocido: los barrios obreros donde vivían y trabajaban, marcados por templos como la calle, el pub o la grada.
La evolución de la estética mod dividió la escena. Mientras unos evolucionaron hacia la psicodelia, otros reivindicaron una estética más acorde con el entorno obrero del que venían. En la imagen, los Small Faces en 1968.
En ese contexto de reivindicación de lo propio, las florituras sobraban y el referente estético pasó a ser la cotidianidad más rampante. Henchidos de orgullo obrero y de sobriedad, algunos mods adaptaron su estética a la nueva filosofía, ya no escapista y más apegada a una realidad difícil. No es extraño que fuesen denominados (a posteriori) como hard mods.
Su imagen se definió mezclando elegancia con guiños a la cultura obrera, como las botas o las camisas de cuadros. Huyendo de la vanguardia extrema, recuperaron la tradición. De paso ponían a salvo su masculinidad, amenazada por la obsesión fashionista de la que hacían gala los mods más acérrimos.
En cuanto a la música, otro de los pilares de cara la formación del ocio y la identidad, los gustos corrieron en paralelo a la corriente conservadora recién descrita. La profusión psicodélica y el sitar sufrieron el mismo rechazo que las camisas de paramecios, por lo que los hard mods se replegaron sobre sus gustos de siempre: la música negra, viniese desde Jamaica o desde Estados Unidos.
Curiosamente, es aquí donde entra en juego la influencia más importante para explicar el pelo rapado de los hard mods, un rasgo clave que daría pie al nacimiento de la cultura skinhead.
Al contrario de lo que suele creerse, el pelo rapado no fue una reacción anti-hippie. Cuando el poder de las flores y el sol radiante de San Francisco llegaron al Reino Unido, los mods ya llevaban tiempo pidiendo a su peluquero que les hiciese un Crew Cut, un French Crop o el peinado César, variantes todas en las que el pelo no alcanza los cinco centímetros. Puede que ese tamaño no sea rapado, pero se trata sin duda de pelo corto.
Peinados mod para pelo corto: crew cut, French crop y Caesar cut. Aunque no se rapaba, sí eran frecuentes los peinados muy cortos durante los años 60.
Sin embargo, hacia 1967/68 los hard mods recortaron un poco más su cabello, y la razón no fue otra que la influencia de la música negra y sus principales figuras.
Como hemos visto, el rechazo a la psicodelia y las nuevas modas provocó que los mods reivindicasen los sonidos originales de sus inicios, aunque a finales de los 60 eran pocos los que escuchaban jazz, el ska ya no estaba de moda y solo algunos pedían blues o R&B. En su lugar, los hard mods demandaban una versión más bailable denominada soul.
El nuevo estilo fue difundido por sellos como Atlantic Records, Stax o el mítico Tamla-Motown, auténticos pilares no solo musicales, sino también estéticos para sus seguidores en Inglaterra, que convirtieron en referentes a artistas como Otis Redding, The Impressions o los Four Tops.
El origen del pelo rapado de hard mods y skinheads a finales de los 60 está en la estética de la escena soul. En las imágenes, Otis Redding y los Impressions.
En esa época, artistas negros como los mencionados llevaban el pelo corto y, en ocasiones, aderezado con una raya afeitada a un lado. Buscando imitar su estilo, los hard mods copiaron su corte de pelo, incluyendo la raya cortada a navaja. El nuevo peinado, corto incluso para el baremo mod, llamó la atención de la prensa, que buscaba etiquetas nuevas para marcar a los jóvenes conflictivos.
Surgieron así montones de denominaciones, algunas con claro matiz despectivo, como peanuts (cacahuetes), bovver boys (camorristas), baldheads (cabezas peladas), cropheads (cabezas rapadas) o spikeheads (pelopinchos), término que por derivación fonética acabó convertido en spy kids, sin sentido aparente alguno.
Skinheads con raya al lado a imitación de los artistas de soul. La imagen es claramente de la época del revival, ya que en los años 60 el pelo solía llevarse corto (3-4) pero nunca afeitado.
Sin embargo, y aunque durante mucho tiempo los mods de pelo rapado, peleas y fútbol siguieron siendo conocidos sencillamente por ese nombre, al final acabó por cuajar un término que comparaba su pelo con una segunda piel.
Estamos en 1969. Hablamos ya de skinheads.