Las subculturas urbanas han sido predominantemente masculinas desde su origen. Al igual que ocurre en otros ámbitos de la sociedad, el hombre ha sido el protagonista absoluto, relegando a sus compañeras a un rol secundario que en ciertos casos llega hasta la invisibilidad. En este sentido, la contribución femenina difiere poco de sus aportaciones en otros campos y está marcada por el concepto de subordinación.
Como víctimas de una opresión sistemática por parte de los varones, las mujeres suelen jugar un papel gregario que las aleja de la toma de decisiones y las confina a un ámbito exclusivamente femenino cuyas características también les han sido impuestas por el género dominante. Puede haber excepciones, pero siempre a costa de distanciarse de dicha feminidad impuesta o, directamente, de enfrentarse a la estructura de poder que ejercen los hombres. En ambos casos, el resultado es la marginalidad, pues lleva hasta la periferia del grupo a quien actúe de esa manera.
Para reforzar esta idea sobre el escaso peso de la mujer en lo tocante a culturas juveniles, baste decir que, a día de hoy, siguen escaseando las investigaciones sobre este tema.
Pese a esta falta de datos, nos gustaría lanzar una serie de ideas que ayuden a definir cuál fue el papel desempeñado por las mujeres en el contexto de las culturas mod y skinhead.
-Mod girls: chicas del Soho bebiendo champán1
La subcultura mod emplea el refinamiento como respuesta a las contradicciones de clase propias del mundo obrero en el que surgió. Es una estrategia astuta y un tanto impostada, pensada para sobrevivir en la jungla urbana con reglas de juego burguesas.
Sin los recursos propios de los depredadores, los jóvenes mods de clase trabajadora se reinventaron mimetizándose con ciertos códigos de la cultura de sus patrones, tales como los trajes de corte italiano y el hedonismo. Aunque ambos estaban más fuera de sus posibilidades de lo que a ellos les gustaría, se las ingeniaron para adaptarlos al mundo dual de barrios obreros y empleos no manuales en el que se movían con altibajos.
En este contexto, la mujer mod no pudo librarse del estigma de la subordinación con respecto al hombre, pero sí alcanzó unas cotas de autonomía y presencia en su subcultura de las que no gozaron sus compañeras skinheads o de otros grupos.
El motivo fundamental de esta relativa emancipación femenina no es otro que las condiciones de vida de muchas mod girls, cuyo trabajo en el centro de las ciudades las conectaba con otros ámbitos culturales y les proporcionaba una cierta independencia económica. Con tiempo libre y dinero, al menos mientras durase su soltería, estas mujeres jóvenes y no tan atadas podían dotarse de mecanismos propios con los que afrontar sus contradicciones.
Otro elemento clave para entender el espacio del que las chicas mod gozaban dentro su cultura es el modelo de masculinidad. Defensores de una modernidad militante, los mods asumían ciertas características que hasta ese momento se reservaban a las mujeres, tales como el interés por la ropa, los cortes de pelo o la estética en general. Con intereses comunes a los varones, la aportación femenina podía crecer de manera notable, pero acabó por hacerlo subordinadamente.
En este sentido, el gran logro de las mujeres mod fue el de ganarse un espacio propio dentro de su cultura desde el que podían participar de manera autónoma sin ir de la mano de algún varón. A diferencia de teddy boys, rockers, o skinheads, los mods no reservaban a las mujeres el papel de consortes, y no era excepcional la existencia de grupos exclusivamente femeninos en esta escena.
Complementariamente, el rol sexual de las mods también era menos rígido, y si bien distaba mucho de la libertad plena, al menos se distanciaba otro tanto del reduccionismo imperante en otras culturas como los clubes moteros, donde las mujeres se limitaban a ser madres simbólicas de todo el grupo o esposas de algunos miembros. Al margen de estos roles tradicionales, no ejercían papel alguno, y salvo excepciones, ni siquiera tenían permitida la afiliación o la posibilidad de conducir una moto. De forma muy elocuente, algunas chicas vestían incluso un chaleco en el que se las identificaba como propiedad de alguno de los miembros del club.
Por supuesto, nada de esto ocurría entre las mods de los años 60, pero sería inexacto e interesado minimizar el sesgo machista que les tocó vivir.
En síntesis, aunque la aportación femenina a la subcultura mod es innegable, tuvo que padecer los rasgos habituales de subordinación y silenciamiento que, hasta el presente, han acompañado sin excepciones estructurales al género femenino.
-Chica skinhead, con sus tirantes y vaqueros azules2
El aire retro y la defensa de su origen obrero demuestran muy claramente el apego de los skinheads por la cultura tradicional. Aunque adaptados a condiciones cambiantes, los skinheads originales se caracterizaban por un discurso conservador que incluía sin duda al rol desempeñado por las mujeres, tanto en la propia cultura skinhead como en la sociedad en sentido amplio.
Teniendo esto en cuenta, y haciendo casi imposible que fuese de otra manera, los skinheads reprodujeron en su universo el machismo imperante en el resto de ámbitos socioculturales.
Así, el rol de las chicas rapadas se caracterizaba por los ya clásicos atributos de escasa presencia y subordinación evidente. Aunque son rasgos claramente peyorativos, suponen un avance con respecto a épocas anteriores, pues culturas previas tan próximas en el tiempo como los teddy boys ni siquiera incluían a las mujeres en su mundo de nuevo cuño.
Los skinheads, en cambio, no solo aceptaron la membresía de las mujeres sino que adaptaron algunos de los rasgos de su cultura específicamente para ellas. No está muy claro si ésto ocurrió de un modo tan impuesto y paternalista como se acaba de describir o bien fueron las mujeres las que se dotaron de unos rasgos culturales específicos inspirados en los de los chicos. Sea de un modo u otro, la dominación masculina es tan evidente que obliga a reconsiderar el concepto de feminidad de las skinheads.
Dicho de otra manera, si bien la cultura skinhead incluye rasgos propios para las chicas, estos tienen un aire que los identifica muy claramente con el patrón tradicional de masculinidad, en el que rasgos como el carácter rudo se extienden también a las chicas. Simbólicamente, los skinheads parecen lanzar el mensaje de que solo aceptan a chicas duras que sean su equivalente en mujer.
Así pues, el rol femenino en esta cultura urbana es el de un sometimiento análogo al de la cultura parental en la que se gestó, es decir, la cultura obrera de la Inglaterra de los 60. En ella, el liderazgo de las mujeres y las aportaciones en pie de igualdad no tienen cabida, por lo que el rol gregario es tan evidente como lo había sido hasta entonces.
Habrá que esperar al revival de finales de los 70 y la contracultura punk para que las chicas tengan voz propia en el universo skin. Para entonces lo harán de la mano de nuevas aportaciones como el feminismo y la militancia política en corrientes que buscan la construcción de sistemas políticos y socioculturales alternativos, una tendencia que hoy es mayoritaria y daría pie a nuevos análisis sobre el papel de las chicas en las culturas urbanas contemporáneas.
1 Letra de la canción “Lola”, The Kinks (1970)
2 Letra de la canción “Skinhead girl”, Symarip (1970)