Quizás a muchos la palabra grog no les diga nada, pero a aquellos que crecimos en paralelo a la historia del ordenador personal y los videojuegos, sin duda nos trae a la mente a la mítica saga de Monkey Island. En esta aventura gráfica de brujería y piratas incruentos, el combustible que daba valor a los personajes era un extraño brebaje llamado grog. Su efecto era corrosivo, pero sin un motivo aparente, te daban ganas de que existiese para poder probarlo.
Tiempo después supe que el grog sí existía, y que realmente era una bebida popular entre los piratas, pero no solo no disolvía las jarras que lo llevaban, sino que era una mezcla bastante light. Puede que fuese un poco decepcionante saber que la pócima casi mágica de los rufianes del mar Caribe pudiese pasar por un combinado de fiestas adolescentes, pero mirándolo por el lado bueno, así podría probarlo algún día si es que se daba el caso.
The Secret of Monkey Island (1990) popularizó el grog entre un público insospechado.
Leer un poco sobre esta bebida nos lleva a considerarla como el primer producto surgido del mestizaje entre Inglaterra y Jamaica, un matrimonio prolífico que siglos después nos condujo al reggae y a otros ritmos irrepetibles. Quizás el grog no haya alcanzado esa fama, pero su historia es interesante y merece pedir un vaso para probar.
En los viajes transoceánicos llevados a cabo por europeos desde finales del s.XV, uno de los problemas más grandes era el transporte y consumo de agua. Pesaba mucho, ocupaba más, se estropeaba pronto y siempre era un bien escaso. Ni que decir tiene que solo se usaba para beber, e incluso entonces se racionaba. De todos modos, por moderado que fuese el uso, al poco tiempo criaba algas debido al estancamiento y, sin remedio, dejaba de ser potable.
La alternativa era el consumo de alcohol, pues aguantaba mucho mejor, solo que en ese caso los que aguantaban menos eran los hombres que lo bebían. Durante un tiempo se optó por servir cerveza debido a su graduación, siempre más moderada que un destilado, pero ocupaba tanto como un barril de agua, así que el problema logístico siguió rondando.
El grog, ron rebajado con agua, formaba parte del rancho de la Marina inglesa desde mediados del XVIII.
Apurados por la falta de espacio en los buques, los mandamases de almirantazgos como el británico jugaron la carta más arriesgada: el menú del día incluiría agua y también licores. Éstos aguantaban mejor, y al tener más grados bastaba con mucho menos para saciar a la tropa.
En este sentido, un hecho histórico ayudó a su inclusión en el rancho de la marinería. En 1655, los ingleses arrebataron Jamaica a España y la convirtieron en una plantación gigante de caña de azúcar. Con esta fuente barata e inagotable, el ron se convirtió en la bebida por excelencia de la marina británica, de los piratas y de todos cuantos quisieran beber hasta desnortarse.
Precisamente éste era el gran háncdicap del alcohol, pues provocaba problemas de convivencia y errores en el servicio que superaban con creces la dosis extra de valentía que provocaba al llegar el combate. Poniendo todo en una balanza, en 1740 el almirante Vernon decidió tomar cartas en el asunto.
Edward Vernon era un capitán tan admirado como después lo sería Nelson, pues en 1739 conquistó la ciudad panameña de Portobello a los españoles. En Londres les gustó tanto que el rey lo recibió como un héroe, compusieron el hit Rule Britannia en su honor y le pusieron el nombre de la ciudad conquistada a una calle, una de las más trendy del Londres contemporáneo gracias al mercadillo (muy similar al Rastro) y a un festival de cine.
Almirante Edward Vernon, padre espiritual del grog.
El caso es que Vernon pensaba que el ron enturbiaba a sus hombres hasta volverlos incontrolables, sobre todo teniendo en cuenta que en lugar de guardar sus raciones, solían bebérselas de una tacada, con todo lo que eso implicaba al cabo de unos minutos y al día siguiente. Para evitarlo, introdujo cambios en el menú.
Desde 1740, los 2 gills (media pinta) de ron se rebajarían con 1 quart (2 pintas) de agua, en una proporción de 4:1 que aguó la fiesta a la mayoría. Para dosificarlo aún más, se serviría en dos tomas diarias. Vernon recomendaba también añadir lima y azúcar, pero esto era una opción personal y como tal no se incluyó en la ordenanza inicial. Puesto que Vernon solía vestir un abrigo confeccionado con grogram (una tela muy resistente usada para las condecoraciones), sus hombres solían llamarle Old Grog, y de ahí el nombre pasó a la bebida.
La receta era buena, pues el uso de grog pasó a ser oficial en la Royal Navy entre 1756 y 1970 debido a sus propiedades estimulantes y contra el escorbuto, pero al almirante Vernon le trajo muy mala suerte.
Un año después de implantarlo en sus barcos, planeó arrebatarle Cartagena de Indias a España con una flota tan poderosa que en Londres acuñaron una moneda conmemorativa del acontecimiento. En un alarde de anticipación imprudente, grabaron hasta la fecha de toma de la ciudad: Abril de 1741.
Moneda conmemorativa de la «victoria» de Vernon en Cartagena de Indias. Le fue mejor con los destilados.
Sin embargo, Edward Vernon no se esperaba que un vasco llamado Blas de Lezo y sobre todo la fiebre amarilla le aguaran la fiesta del mismo modo que él había hecho con el licor de sus marineros. Sin comprender muy bien cómo habían perdido (más por las picaduras de los mosquitos que por la puntería española), los invasores ingleses se retiraron tan aturdidos como si hubiesen bebido un barril de grog.
Todavía groggy por la experiencia, Vernon vivió para ver cómo el término se generalizaba para designar a quien quedaba turbado tras una paliza, razón por la cual se acabó aplicando al boxeo. Quizás le pareció un tanto injusto, precisamente a él, que había inventado el grog para poner remedio a las borracheras de la marinería.